Hace 226 años nacía en una Montevideo bajo el dominio del Imperio Español, un hombre que se convertiría en sinónimo de libertad, igualdad e inclusión. En épocas de ideas y convicciones muy distantes a las actuales, en donde el coraje y la valentía eran elementos imprescindibles si se pretendía cambiar un modelo reinante tan arraigado, este hombre que se convertiría en Presidente tuvo todas las virtudes necesarias para alcanzar tan difícil objetivo.

Presente en cada una de las etapas más importantes de la gesta independentista, brindó su vida al servicio de la Patria.

Ejemplo de estadista, gobernó con sabiduría, en un estado nuevo y que venía de una situación caótica, logrando imponer orden y dejando un legado extenso que se constituyó en los cimientos de nuestra actual democracia.

No quiso dejar ningún asunto administrativo sin resolver, creó el “Gran Libro de Deudas” en 1835, lo que constituyó el primer esbozo de la contabilidad estatal.

Preocupado por la temática social, creó un sistema de jubilaciones y pensiones ese mismo año.

Seguramente su espíritu libertador, llevó a que la educación fuera un elemento primordial en su gestión, destacándose en 1838 la creación de la Universidad de la República. Fundó la Academia de Matemáticas, Mecánica y Construcción, el Instituto de Instrucción Pública, reorganizó la Biblioteca Pública y creó una Comisión encargada de museos.

En mayo de 1845, desde el Gobierno del Cerrito estableció las bases del Poder Judicial al crear el Tribunal de Apelaciones del Estado.

En su lucha por la libertad e igualdad, en 1837 dispuso por ley la abolición de la esclavitud.

Su obra es extensa, pero más allá de cada hecho en concreto, Oribe fue quién sembró en este país el respeto y el compromiso a los preceptos Constitucionales, a las instituciones, al ordenamiento jurídico, estableció los pilares democráticos que históricamente han caracterizado al sentir de los uruguayos y uruguayas.

Es imposible para nosotros evitar retrotraernos 182 años en nuestra historia, hasta ese momento en el cual el Presidente Manuel Oribe decretaba el uso de la divisa blanca, con una inscripción que marcaría el destino de nuestro Partido y de cada uno de los que la llevamos marcada a fuego en el alma y el corazón, ese sello distintivo que ha estado presente en toda nuestra historia y que resalta el amor que sentimos hacia la democracia… “Defensores de las Leyes”.

Seguramente Oribe nunca imaginó que tanto tiempo después, esos orientales que con orgullo lo siguieron y apoyaron en esa defensa, cada vez somos más.

Que generaciones y generaciones de compatriotas se han encargado de izar día a día esa noble bandera que él levantó por primera vez. Pero seguramente mucho menos se imaginara, que ese mismo día, no sólo estaba fundando un Partido Político, sino que estaba dando nacimiento a un sentimiento, a una verdadera forma de vivir.

Por eso en este día especial, recordamos a ese hombre que cambió la historia de nuestro país, que dejó su huella para siempre y dio nacimiento a esa forma de vivir que brota en el pecho de los que tenemos la dicha de ser Blancos.

Llevaremos con orgullo la divisa de la libertad, la igualdad y la inclusión, esa divisa, que en épocas de ideas y convicciones tan distintas a las de hoy, Oribe creó y supo llevar con valentía en su frente dándolo todo por ese ideal y por ese país que aún hoy soñamos.

Tu legado siempre estará vigente…

Presidente Brig. Gral. Manuel Oribe

Gloria Rodríguez Santo

Representante Nacional