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El reciente comunicado del gremio de profesores de secundaria (ADES- Montevideo) sobre la pertinencia de la Jura a la Bandera, nos demuestra cuan pobre puede ser un debate, máxime teniendo en cuenta la problemática de egreso de nuestros jóvenes de la enseñanza secundaria.

Como todo tiene mayor sentido cuando rastreamos el origen de las cosas, las raíces de esta concepción negadora del juramento, quizás podamos rastrearlas en la consideración que ha tenido este gobierno hacia las fechas patrias.

Desde el inicio, la coalición frentista no encontró mejor manera de reafirmar su convicción de refundación de la patria, que desmerecer las celebraciones patrias.

La suspensión de actos o la simple desconsideración subjetiva de los mismos, fue la constante a lo largo de estos años. Ni siquiera se dio una discusión histórico – política de esas decisiones, que condujera a un debate público sobre la pertinencia de algunas fechas, su significado, su eventual sustitución por otras, o su permanencia.

Podría ser de argumento que el contenido discursivo de nuestros feriados patrios no era seguido por la mayor parte de la ciudadanía, que, por el contrario, aprovechaba el descanso para dedicarlo a otras actividades familiares, sociales o personales.

Puede ser que eso sea cierto. Pero lo que no considera este argumento es la oportunidad que esas fechas proporcionan, particularmente a niños y jóvenes, de evocar nuestra historia como nutriente de un pasado colectivo que nos condujo hasta aquí, y que nos dio esta identidad que hoy orgullosamente ostentamos.

Esto no implica apelar a un nacionalismo excluyente, discriminatorio y presumido de superioridad en relación a otros pueblos y naciones. Ningún hecho de nuestra historia va en ese sentido.

Precisamente el ideario Artiguista, que deberíamos estar homenajeando ayer, fue lo más opuesto a todo eso. Significó un proyecto político de unidad en la diversidad y autonomía de los pueblos y un proyecto social cuyo desvelo fue la atención de los más desfavorecidos.

Además, el escaso protagonismo de nuestras fechas patrias le quitó todo el brillo y el componente simbólico a esta tradición que nos es tan cara, privando a nuestros jóvenes y a la sociedad de un momento de fiesta y comunión ciudadana.

Aquellos barros traen estos lodos. Al desmerecimiento de las fechas, ahora le sigue una “propuesta de discusión” para quitar la Jura de la Bandera dentro de un contexto donde todo pasa a ser relativo.
A esta altura, ya no tienen importancia los símbolos, las celebraciones y los juramentos, porque “evocan el fascismo”. Nada está más alejado a la realidad.

La evocación del fascismo, del nacionalismo o de un sano republicanismo, está en los contenidos que le demos. Afortunadamente, nunca esas ideologías extremas afincaron en nuestra historia política o formaron parte de nuestra identidad.

Bueno es señalar que el juramento que hacen los chicos es por la defensa de la Constitución, no por la proclamación de una raza superior o de un pueblo elegido. Esa misma constitución que tanto evocamos y por la qué tantos sufrieron o murieron en su defensa.

20 de junio, 2019
Gloria Rodriguez Santo
Representante Nacional

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