En la pasada jornada tuvimos el gusto y el honor de concurrir a un homenaje que el Ejército Nacional rindió a Joaquín Lencinas, “Ansina”, a 200 años de la primera vez que el prócer José Artigas lo mencionó en un oficio.
El Poder Ejecutivo firmó el decreto que declara el 29 de octubre como una jornada dedicada a la memoria del comandante de las milicias de libertos artiguistas, Joaquín Lencinas, Ansina.
Para nosotros se trata de una cuestión de justicia histórica, es rendirle tributo a una persona que dejó su huella en la historia de nuestro país, en uno de los capítulos más importantes como fue la época independentista. Pero Joaquín Lencinas fue mucho más que un soldado de la patria.
Este hombre dejó un legado literario y artístico, fue cronista de lujo de la época artiguista, a través de su música, sus versos y poemas.
Pero además, este soldado de la patria, este músico y poeta representa a todos aquellos afrodescendientes que la historia muchas veces olvidó, los cuales dejaron lo más preciado y seguramente lo único que tenían, que era su propia vida, en la lucha por la libertad, pero la libertad, ya no de su individualidad, la cual les había sido arrebatada en los andares de sus vidas, sino la libertad de un pueblo, de una patria. Es gracias a su valentía, al coraje, al amor a esa libertad (amor que tal vez ese injusto arrebato hacía brotar con más fuerza en sus corazones) y a la sangre que derramaron, que hoy somos lo que somos. Este hombre es y será por siempre símbolo de todos ellos, de esos injustamente ignorados por la historia.
Es ícono inequívoco de lealtad, que no es lo mismo que sumisión, como tristemente algunas visiones históricas confundieron al relatar su historia. Porque no sólo permaneció hombro con hombro junto a Artigas en el campo de batalla, ni sólo cuando la grandeza de sus proezas lo hacían el héroe de una nación que comenzaba a nacer, sino que estuvo en los momentos más difíciles, cuando la traición, el desprecio y la muerte se cernían sobre nuestro prócer.
Pero Ansina representa mucho más que esa enorme virtud, la cual tanto escasea en nuestros días, es símbolo de la lucha por la libertad, encierra en su ser los valores y principios federales, de igualdad y justicia que caracterizan el ideario artiguista, porque los hizo suyos, no por imposición, sino por convicción y fue por eso que arriesgó su vida y permaneció siempre fiel a la figura de José Gervasio Artigas.
Es por todo esto que sentimos en nuestro interior una enorme alegría ante el
homenaje que se realizó y reafirmamos nuestro compromiso, para que su
figura y la de todos esos orientales no mueran en el olvido. Seremos firmes
abanderados en su reconocimiento y con orgullo transmitiremos a las nuevas
generaciones el legado que este gran hombre le dejó a nuestra patria,
estaremos haciendo nada más y nada menos que un acto de justicia, dándole
el lugar que se merece en la historia y en el corazón y memoria de su pueblo.
Porque “La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido”
Gloria Rodríguez Santo
Representante Nacional