DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER AFROLATINOAMERICANA, AFROCARIBEÑA Y DE LA DIÁSPORA
En el marco del mes de los Afrodescendientes, en el Decenio Internacional para los Afrodescendientes, es para mi un honor realizar esta intervención Sr. Presidente, Homenajeando a la Mujer Afrolatinoamericana, Afrocaribeña y de la Diáspora, en su Día.
Si bien la fecha que se definió es el 25 de julio, aprovechamos la presente ocasión para hacer mención expresa, tal como lo merece, ante la Cámara de Representantes.
La pelea que han librado las mujeres afrodescendientes por una vida digna no es reciente, sino de larga data, a través de distintas herramientas tales como la política, la educación, el periodismo, entre tantas otras.
Aquí es importante resaltar la discriminación transversal que ha sufrido la mujer afrodescendiente, que pesa por su doble calidad de mujer y afro.
Y muchos han sido los discursos que propugnaron un camino hacia la igualdad real, pero los hechos denuncian una situación distinta, un camino que si bien se ha comenzado, al día de la fecha no hemos terminado de recorrer.
No quiero con esto victimizar a las mujeres afrodescendientes Sr. Presidente, pues siempre fueron y serán sustento de la sociedad uruguaya. Pero sí quiero recalcar el esfuerzo sobrehumano que han hecho en nombre de la igualdad.
Esfuerzo que comienza en los procesos mismos hacia la Independencia de nuestra patria, mujeres solidarias, resistentes, que no solamente tomaron las armas para dirigirse a la guerra, sino que fueron estrategas y gobernantes, ideólogas del plan de conquista.
Pero su campo de acción no se limitaba a los conflictos bélicos, sino que también desde la prensa las mujeres afrouruguayas demostraron la trascendencia de su rol en la historia del país.
Es referencia ineludible en este contexto María Esperanza Barrios, quien se hizo cargo de las editoriales de la Revista “Nuestra Raza” en 1917, enfocando su atención en la abolición del trabajo infantil y a favor de la educación.
Desde la Universidad de la República, es Sara Caetano la primer mujer afrouruguaya en recibirse de Doctora en Derecho, en una clara señal de rebeldía a los estereotipos de la época, pues no existe mayor resistencia en contra de un sistema injusto que la formación profesional y educación constante. Es la única herramienta inmediata que permite liberarse y romper el círculo vicioso que reprimió y todavía reprime a la mujer afrodescendiente.
Especialmente cuando hablamos de un sistema con un racismo estructural profundamente arraigado a sus paradigmas, haciendo que las mujeres afrouruguayas sean las menos reconocidas y quienes más sufran la desigualdad.
Se olvidaron que las mujeres negras participaron en los procesos de que nos llevaron a la independencia, las lanceras de Artigas que acompañaron al procer hasta su muerte.
Mujeres que supieron convertir la esclavitud en un medio de liberacion.
En ese contexto llegó Praxedes a Montevideo desde mi ciudad natal Melo, Cerro Largo, época en la que los malos tratos, la escasa alimentación y las jornadas arduas era la regla y no la excepción.
Praxedes empleada con cama en Pocitos se convierte en la ultima presidenta del Club Nueva Vida.
Conocedora de su realidad, la mujer afrolatinoamericana y afrocaribeña supo enfrentar esa cruda realidad con las herramientas con las que contaba: su inteligencia y su inquebrantable espíritu luchador.
Alcanza con ponerse en sus zapatos por un instante para ser concientes de que enfrentaron, la más de las veces, a las situaciones más injustas y abusivas que podemos imaginar.
Y es precisamente en base a dicho esfuerzo, a dicha voluntad inquebrantable, que resulta más que justo, necesario, hacer memoria. Memoria para que no caiga jamás en el olvido, para darle la importancia que merece y sostenerla en el tiempo, porque parece tradición uruguaya el omitir a las mujeres en general y a las afrodescendientes en particular.
Las historias que cuentan las mujeres, los relatos que se desprenden del conjunto de experiencias vividas, no hacen referencia obligatoria a la realidad africana, sino que son mensajes de un sentimiento profundo que experimentaron, y de una forma de supervivencia en realidades que resultaron harto hostiles para ellas.
Estas historias son merecedoras de continuidad, es necesario asegurarles un espacio en nuestra época y en todas las épocas, pues si dejamos que caigan en el olvido, ello no significa otra cosa más que no hemos aprendido, como grupo social, de nuestros propios errores.
Significaría que estamos condenados a repetir nuestra triste historia.
El racismo no se limita al pasado, sino que queda patentizado en señales tan nítidas, tan cotidianas como son nuestro lengüaje, nuestro idioma, en la idiosincrasia del pueblo uruguayo del Siglo XXI.
Va siendo hora, Sr. Presidente, de que tomemos conciencia, de que nos hagamos responsables de nuestros errores y omisiones. Es hora de demostrar la madurez que hemos adquirido como hermanos y hermanas uruguayas.
Y ¿qué mejor forma de homenajear a la Mujer Afrolatinoamericana, Afrocaribeña, Afrouruguaya, Sr. Presidente, que reconocer su inagotable esfuerzo?
¿Qué mejor forma de garantizar la continuidad de estas historias en el tiempo más que comunicarles a todos y comunicarnos a nosotros, que nunca más vamos a permitir estas discriminaciones?
El 25 de julio es un gran Día en nuestra historia, pero no solamente para conmemorar, sino muy especialmente para recordar, para hacer memoria y afirmar que desde este día en adelante vamos a terminar con toda forma existente de discriminación.
DECENIO INTERNACIONAL
PARA LOS AFRODESCENDIENTES
La Asamblea General de la ONU proclamó 2015-2024 Decenio Internacional para los Afrodescendientes citando la necesidad de fortalecer la cooperación nacional, regional e internacional en relación con el pleno disfrute de los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de las personas de ascendencia africana, y su plena e igualitaria participación en todos los aspectos de la sociedad.
Según proclamara la Asamblea General el tema del Decenio Internacional es «Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo».
Reconocimiento, justicia y desarrollo, tres derechos humanos pendientes en el debe de nuestro sistema democrático, haciendo referencia a Rosa Luna y Martha Gularte, en ellas se representa la histórica lucha por la superación de las adversidades, con perseverancia e inteligencia con orgullo, dignidad, de su condición de mujer y afro.
Como ejemplo actual, la internacionalmente reconocida y justamente premiada: Loreley “Lola” Acosta.
Lola nació en Montevideo, cuenta con una carrera resaltable, en sus comienzos fue bailarina y luego vedette de muchas de las principales comparsas del carnaval uruguayo, es reconocida a nivel internacional. Recientemente, fue reconocida por la Junta Departamental de Montevideo por su trayectoria.
También es Docente de Danzas en Daecpu.
Además fue la única mujer que recibió el Premio a Máxima Figura del carnaval desde que se implementó en el concurso oficial, así como un gran número de menciones como mejor vedette en Llamadas, Desfile y Teatro de Verano.
Debemos hacer una mención especial y homenaje a Marina Silva, primera Edila afrodescendiente del departamento, verdadera luchadora por la comunidad afro, le tocó vivir momentos muy duros, que sin embargo no le opusieron impedimento alguno para continuar militando por su colectivo y su querido Partido Nacional.
A pesar de las conquistas obtenidas, somos conscientes de que la discriminación sembró y aún siembra en el camino, pero que al mismo tiempo sirven de estimulo para seguir avanzando con la frente bien alta y la mirada franca.
La discriminacion entre coterráneos tira abajo el trabajo de décadas de la organización civil e independientes, levantar algo que costo tanto construir resulta injustamente pesado para quienes lo tienen que levantar.
Debemos mirar y mirarnos para re conocernos y que realmente estos homenajes y reconocimientos nos unan, con el orgullo de mi negritud continuo caminando sobre las piedras mirando las estrellas.
Gracias Sr. Presidente.
El trabajo de décadas de la organización civil e independientes, levantar algo que costo tanto construir resulta injustamente pesado para quienes lo tienen que levantar.
La discriminación entre iguales tira abajo el trabajo de décadas de la organización civil e independientes, levantar algo que costo tanto construir resulta injustamente pesado para quienes tienen la ardua tarea de continuar forjando una nación libre de discriminación.