Homenaje a Luis Alberto de Herrera
Hoy, una vez más, nos volvemos a congregar frente al monumento a Luis Alberto de Herrera.
Venimos cada 22 de julio, en una convocatoria espontanea, a conmemorar un nuevo aniversario del nacimiento del jefe civil del Partido Nacional.
Cada año, la misma pregunta se agita en mi mente: ¿Cuál es la razón que nos impulsa a estar presentes juntos, aquí, año tras año?
La respuesta rápida y simple es: venimos a rendir homenaje a una personalidad gigante, de dilatada y notable trayectoria en la historia de nuestro país y, muy especialmente de nuestro Partido Nacional.
Y es una respuesta correcta, pero absolutamente insuficiente.
La verdad es mucho más densa, poderosa y estimulante.
Venimos cada 22 de julio al pie de su monumento, a agradecer, a rendir cuentas y a renovar la inspiración que legara la acción y el pensamiento de Luis Alberto de Herrera.
Herrera pertenece a ese grupo selecto de prohombres del Partido Nacional, que si bien ya no están con nosotros físicamente, nos acompañan en todo momento, nos brindan su calidez, nos guían con su ejemplo, nos alientan a enfrentar las dificultades recordando su sacrificio y nos iluminan el camino con la luz de su pensamiento.
A Luis Alberto de Herrera, como a Manuel Oribe, a Aparicio Saravia y a Wilson Ferreira, le debemos gratitud eterna. Ellos nos hicieron blancos, nos regalaron el mayor de los honores que a nosotros nos une y de otros nos distingue: cada uno de nosotros somos parte integrante del Partido Nacional.
Periodista, historiador, abogado, diplomático, político.
Venimos, además, a renovar la inspiración que su ejemplo nos genera.
Podría decirse de Luis Alberto de Herrera que fue grande para las cosas grandes, y también grande para las cosas chicas.
Podría decirse sí, pero no sería justo.
En realidad Herrera fue grande en todas las dimensiones que abarcó su vida desbordante, apasionada y brillante: la humana, la intelectual, como revolucionario, como caudillo político y como gobernante.
Pero, y en esto está el detalle, para Herrera no hubo cosas chicas.
Siempre lo guió un fin supremo, aun detrás de lo que pudiera parecer un hecho menor, aparecía lo que verdadera y profundamente lo motivaba: cada uno de los orientales. La persona, su libertad, su felicidad, sus derechos, su prosperidad, su oportunidad de vivir dignamente, alcanzar sus sueños, concretar sus proyectos de vida.
Para Herrera Uruguay no era un “paisito”, nuestra patria “chica”. Por el contrario, la visión de Herrera nos enseña que Uruguay es el país más grande, precisamente porque es nuestro país. El que nos ampara, nos protege, nos reconoce derechos como ciudadanos, nos hace iguales entre compatriotas.
Herrera siempre se sintió deudor del Uruguay, y a la generosidad de la patria sintió que debía responder con servicio, entrega y dedicación absoluta. Herrera fue nacionalista, como forma de amar a la Patria.
El nacionalismo de Herrera, lejos de ser agresivo hacia afuera es protector hacia adentro. Herrera defendió la independencia y el interés nacional, con el objetivo de proteger los intereses de los orientales, del pueblo oriental. Otra vez el ser humano en el centro de su atención, la persona, en sus palabras: “el pueblo que anda y arde en la calle”.
Herrera impregnó al Partido Nacional de este nacionalismo popular y convocó la adhesión popular al Partido Nacional, que fue una adhesión a su liderazgo.
Hombre de pensamiento y acción…
Decidido defensor del americanismo, del neutralismo y, en materia internacional, opuesto a toda forma de intervención en los asuntos internos de los países.
Una famosa frase sintetiza su visión sobre el destino de soberanía, dignidad e independencia que debería asegurar la Nación oriental:
“En definitiva, ni en las filas rojas del comunismo, ni una estrella más en la bandera de ningún imperialismo”.
Durante años debimos soportar la humillación de una política exterior basada en “lo político por encima de lo jurídico” …
Hoy es realmente grave la pasividad del oficialismo ante la sistemática violación de Derechos Humanos ejecutada por el régimen de Nicolás Maduro contra el pueblo venezolano…
En la visión de Herrera el Estado es una herramienta, el Gobierno un medio para conseguir un fin: que la gente viva mejor.
Herrera, fuertemente comprometido con las causas populares y sociales, desde su destacada labor legislativa promovió numerosas e innovadoras iniciativas referidas a los derechos de los trabajadores como ser:
La propuesta Herrerista era de un país con autonomías locales, autosuficientes, capaces de generar oportunidades de empleo como para retener a las nuevas generaciones, en cuestión, un Uruguay donde haya una mayor distribución demográfica, más pareja y no tan macrocefálica y concentrada en la capital.
Y no fue casual que la muerte lo encontrara a los 85 años de edad en Durazno, mientras recorría una vez más su querida Patria, al lado de su gente…
Hoy, luego de una de las décadas económicamente más favorables de la historia moderna del Uruguay, lamentablemente debemos asumir que se “terminó el dinero y con él los versos”. Aquellos discursos de “anti-imperialismo, justicia social y distributiva, derechos humanos, anti-corrupción, proteger a los más vulnerables, etc.” que esgrimieron hasta el cansancio para seducir a la ciudadanía, a 12 años de Frenteamplismo en el gobierno ya no queda ninguna duda que se trató solo de eso: DISCURSOS!!!
Crisis en áreas vitales como la Educación, la Salud, la Seguridad, violación sistemática de Derechos Humanos en centros de privación de libertad de niños, adolescentes y adultos…
Por lo tanto, más que nunca debemos recurrir al pensamiento y acción de Herrera:
Era habitual escuchar a Herrera decir: lo “lindo de ser blanco por el gusto de serlo”, lo que viene hoy mismo a definir un sentimiento que miles y miles tenemos a lo largo y ancho del país, incluso en el exterior…
Somos la opción del cambio, para poner en el centro de la atención a la gente, sus sueños y sus demandas, y para terminar con un proyecto de poder que prioriza el crecimiento del Estado, a empresas públicas con pérdidas millonarias, y a los intereses de burocracias sindicales.
Somos la alternativa al Frente Amplio, que ha utilizado a la gente para llegar al poder y olvidarse de ella. El Frente Amplio demuestra, cada día con mayor intensidad, que entre el poder y la gente, opta por aferrarse al poder.
El Partido Nacional hoy, siguiendo uno de los mayores legados que Herrera nos dejara, demuestra cada día con mayor fortaleza y convicción, que entre el poder y la gente, elige estar del lado de la gente, y sobre todo de los más desprotegidos.
Nuestro Partido Nacional tiene vocación de poder para servir a la gente.
El Frente Amplio toma de rehén a los uruguayos, y muy especialmente a los más humildes y necesitados, en su intento de permanecer en el poder.
El Partido Nacional quiere llegar al gobierno para darle más libertad, dignidad y derechos a los uruguayos.
Como le hemos escuchado decir a Luis Lacalle Pou, un gobierno es un buen gobierno cuando al final de su gestión el pueblo es más libre que a su inicio. El pueblo todo, no una mitad o la otra, sino toda la comunidad nacional.
Esta es la tarea que le espera al Partido Nacional. Esto es lo que nos espera.
Este es nuestro compromiso, con Herrera y con nuestros compatriotas, como hace ya más de 180 años, llegar al poder para garantizar la libertad y los derechos de los uruguayos todos.
Así entonces, hoy, como cada 22 de julio, a los pies del monumento en su homenaje, el Partido Nacional, los blancos, le rendimos cuentas, nos inspiramos en su ejemplo y le agradecemos eternamente a Luis Alberto de Herrera, caudillo inmortal.
¡¡¡GRACIAS!!!