Al cumplirse cien años del nacimiento de Wilson Ferreira Aldunate, entendemos necesario hacer algunas reflexiones, sobre la vida política de quien fue un gran Blanco, pero sobre todo un gran líder político que dio nuestro país.
Debo reconocer que tuve muy poco contacto personal con Wilson Ferreira. No así mi padre que lo conoció en vida, por su doble condición de Blanco y de Cerro Largo, lugar donde Wilson creció y donde yo nací.
Evocar la figura de un líder de la magnitud de Wilson Ferreira en pocas palabras, es por demás un desafío importante. Por lo tanto, quisiera detenerme en los principales mensajes políticos que dejó a través de su accionar.
Wilson tuvo una personalidad avasallante que se solidificó a partir de la década del sesenta, como Ministro primero y como implacable parlamentario a partir del año 1968, cuando el país vivía horas de tremenda gravedad político institucional
Los hechos conocidos por todos lo llevaron a un obligado exilio, desde donde luchó políticamente por el retorno a la Democracia. Su regreso se concretó pocos meses antes de las elecciones de 1984, en las que quedó proscripto de participar, siendo detenido y mantenido prisionero por el régimen cívico militar, desde el mismo momento en que pisó suelo uruguayo.
No obstante no hizo de su causa un impedimento para la transición democrática. Por el contrario, desde el mismo día de su liberación, en su recordado discurso en la explanada municipal, aseguró al gobierno electo la gobernabilidad necesaria.
En ese mismo camino prosiguió en los años siguientes, dando muestras de republicanismo y responsabilidad institucional, sin tener en cuenta los costos políticos que ello significara.
Ese ejemplo de gobernabilidad, poniendo los intereses del país sobre los de su propio partido, debería ser el norte de la clase política, particularmente en estos tiempos electorales, donde todo lo nuestro parece ser válido y todo lo opuesto a nosotros se descalifica.
Humildemente ese es el ejemplo que desde nuestra posición intentamos tomar de su trayectoria política, proponiendo debates y apoyando iniciativas aunque no sean de nuestra autoría, pero también actuando desde la oposición política, que en definitiva responde al mandato de nuestros votantes.
En lo personal, hemos sido Blancos toda la vida aunque nunca integramos su sector político, lo que no impide que lo consideremos uno de los más grandes líderes políticos que ha dado el país.
Esto lo dijimos siempre, en el acuerdo y en la discrepancia, a diferencia de muchos “Neo-Wilsonistas- que hoy rinden homenajes y destacan su programa político como progresista, cuando lo consideraron un oligarca, y lo vincularon con un multinacional en las elecciones de 1971.
Sobre esos pilares entendemos que debe analizarse el Wilsonismo trasladado a nuestros tiempos. Responsabilidad en la oposición, gobernabilidad y generación de ideas.
Ese es el camino que intentamos recorrer y en ese trayecto entendemos que Luis tiene el mejor equipo y la mejor concepción política de coalición necesaria, para llevar adelante los cambios que el país necesita.
Gloria Rodriguez Santo
Respresentante Nacional